Como os comenté en la entrada de los dulces árabes rellenos de dátil, he vuelto a invitar a casa a mi amiga Fátima. Es increíble verla trabajar una masa, os lo aseguro. Es rápida, pulcra, y no necesita peso para las cantidades, lo hace todo a ojo.
Cuando me dijo la receta que íbamos a preparar le dispuse todos los ingredientes en el mármol de la cocina. Y cual fue mi sorpresa, que mientras íba a por la máquina de fotos, ya había mezclado la mitad de ellos. No pude pesarlos pero ella me aseguró que puso medio kilo de harina común, que más o menos correspondía con la cantidad de harina que yo tenía.
En fin, sólo pude ponerme ha hacer fotos como una loca, ya os digo que es muy rápida.
Me comentó que ellos los comen generalmente con platos salados o bien sin nada, a pellizcos. A mi hija mayor le encanta con crema de cacao, los devora. La verdad, están buenísimos, yo también he caído en la tentación de comerlos como ella.
Otra forma de comerlos, es deshechos con las manos, encima de un guiso, según me explicó Fátima. Tiene que estar delicioso.
Los días 7 y 8 de julio se celebra en el pueblo la fiesta de la diversidad, y como todos los años no me la pienso perder. Cada persona extranjera que quiere mostrar su gastronomía , pone un puesto en el parque del Gall Mullat y voy probando lo que me llama la atención.
Por mi lo probaría todo, pues todo tiene una pinta estupenda. Ya os contaré.
Bueno ahora paso a intentar explicar cómo hizo estos crepes, ya os he dicho que lo hace a ojo.
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