Plato para 4 personas/Preparación: 50 min

Aún guardo en mi recuerdo el sabor de aquellos conejos que mi padre traí­a en época de caza, cuando mi madre lo cocinaba simplemente con ajo, laurel y una copita de vino blanco. Y es que no necesitaba nada más aquel conejo para que su sabor fuera espectacular.

El guiso sabí­a 'a monte', el sabor a tomillo, romero e hinojo sobresalí­a en la carne de aquellos conejos que corrí­an libres por La Sierra de Las Nieves (Málaga). Hasta que afortunadamente acababan en la cazuela de mi madre :-). Su carne era dura y fibrosa y necesitaban de una larga cocción para poder hincarle el diente. Aunque recuerdo encontrar algún perdigón escondido en mi trozo de carne y ver las estrellas al pegarle un mordisco. Los que hayáis comido conejo traí­do por un cazador creo que me entenderéis perfectamente.

Hoy dí­a los conejos que nos venden en las carnicerí­as y supermercados no saben a nada, por eso en mis guisos pongo romero o tomillo, además de otras especias, buscando el sabor de aquellos conejos que mi padre traí­a los domingos al mediodí­a a casa.

Como es época también de castañas, (probando la sugerencia de un lector) me he decidido a ponerle unas cuantas. Lo que me ha pasado es que al ser frescas han desaparecido en la cocción, así­ que os recomiendo ponerlas un par de minutos antes de acabar la cocción.

¡Espero que os guste!

En la olla exprés ponemos el aceite de oliva virgen extra y sofreí­mos el conejo en trozos un par de minutos. A continuación echamos la zanahoria cortada en trozos gruesos, la media cebolla blanca, el trozo de puerro, la ramita de romero, el tomate, las pimientas en grano, los ajos enteros (con la cáscara), la hoja de laurel y la media cucharadita de pimentón dulce.

Rehogamos un par de minutos a fuego medio. Incorporamos la patata cascada y cubrimos con el agua. Vertemos la copa de vino manzanilla, los ní­scalos (o rovellóns) en trozos grandes y por último antes de cerrar la olla exprés la cebolla morada en láminas y la sal.

Hervimos diez minutos, abrimos la olla y sacamos con cuidado el tomate, (al que le quitaremos la piel) el puerro, la media cebolla blanca y si los encontráis los ajos (sin cáscara). Mis ajos desaparecieron en el fondo de la olla :-(. Los trituramos con la batidora e incorporamos de nuevo a la olla.

Por último incorporamos las castañas peladas y hervimos un par de minutos más con la olla abierta. Rectificamos de sal si fuera necesario y ya podemos disfrutar de este estofado de otoño con conejo, ní­scalos y castañas.

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