Pan de algarroba con frutos secos

Hacía una semana que había encontrado en una tienda de esas que prosperan en nuestras ciudades de comida orgánica o ecológica, una bolsa con harina de algarroba. ¡No me pude resistir!

He comido alguna que otra algarroba del árbol y me pareció buena idea llevármela a casa para experimentar un poco.

Cuando abres el paquete, para los que no la hayáis olido nunca, huele a dulce, recuerda el olor del cacao, es un olor muy agradable, que incluso me recuerda a algún rosco de pueblo.

Su color como veis es marrón, ya que la algarroba cuando madura toma un color castaño oscuro. Es un alimento muy calórico pues contiene un 50% de azúcares naturales. Durante la posguerra española alimentó a muchas personas que tenían poco o nada que comer. Hoy se utiliza como sustitutivo del chocolate y es usado también como complemento al forraje animal.

Con las cantidades que os propongo salen dos buenas barras o un hermoso pan, que duran una semana aproximadamente tiernos. Es un pan muy energético pues además de la algarroba y el centeno lleva frutos secos.

Lo más seguro es que vuelva a emplear esta harina en algún que otro dulce, ya lo veréis...

Si no tenéis robot de cocina que amase, pues los pasos son los mismos pero tendréis que hacer músculo amasando. Esto desestresa mucho ya veréis!

Se puede comer solo o con mermeladas, en el desayuno o en la merienda, así lo comimos en casa. Con la barra que me sobró realice las Montañas Arcoiris.

Elaboración

Primero deshacer la levadura en el agua tibia. Después ya podemos añadir todos los ingredientes al bol de la amasadora menos los frutos secos que los añadiremos una vez esté la masa bien ligada. Costará ligar bien la masa madre pero es normal.

Cuando añadáis el agua, mejor quedarnos cortos e incorporarla según veamos.

Cuando la masa se despegue de las paredes del recipiente la sacaremos y amasaremos a mano unos minutos en la mesa de trabajo enharinada.

Disponer en un recipiente tapado con papel film transparente y dejar que leve al menos una hora y media en un lugar templado. Yo siempre lo dejo dentro del horno apagado. Transcurrido este tiempo, dividimos la masa en dos, amasamos para quitar el aire y damos forma de barra. Volvemos a esperar a que doble su volúmen, otra hora u hora y media.

Hacemos unas marcas con un cuchillo afilado o una cuchilla encima. Antes de entrar al horno pincelarlo con agua con sal y espolvorear algunas semillas de amapola.

Precalentar el horno a 210º C y disponer un recipiente con agua dentro, para generar vapor. También podéis pulverizar agua dentro del horno, antes de introducir el pan.

Horneamos unos 20-25 minutos depende del tamaño de la barra o pan que hayáis hecho.

Es un pan que se come muy bien en desayunos y meriendas acompañado de mermeladas.