28-09-2017
Bélgica, un país para comérselo
Los días van pasando y siempre tengo mil cosas que hacer pero esta entrada de mi/nuestro viaje a Bélgica no podía esperar más. Como podéis ver más abajo la cocina de nuestro apartamento era una auténtica pasada. Estaba de vacaciones pero con esa cocina entraban muchas ganas de preparar deliciosos platos belgas, o lo que fuera.
Pero durante el día estábamos visitando ciudades y cuando llegábamos al apartamento, casi de noche, no me quedaban muchas ganas de cocinar, la verdad. Además, el apartamento estaba a escasos metros de la Grand Place o Grote Markt, en flamenco, y los supermercados que había cerca tenían los productos carísimos. Si queréis las señas del apartamento os las facilitaré con gusto por privado, la verdad es que era una pasada.
El primer día, nada más despertarnos, decidimos ir a desayunar fuera, pero todo lo que había abierto eran los puestos de los gofres y las heladerías, pero queríamos probar un desayuno típico y tras callejear un poco encontramos en
Les Galeries Royales Saint-Hubert unos cuantos establecimientos abiertos, decidiéndonos por Mokafe, recomendado por
Trypadvisor. Mi marido se pidió
le petit déjeuner, que como veis, no tiene nada de pequeño, todo lo contrario, es todo lo que aparece en la foto, ¡madre mía como se puso! Mis hijas y yo optamos por algo dulce y como no, me pedí mi primer gofre. Este que os enseño en la foto era al estilo de bruselas y con nata, no puedo describir lo buenísimo que estaba.
Existen dos tipos de gofres, uno es al estilo de Bruselas, que lleva incorporada en la masa la clara de huevos batida a punto de nieve y el otro es el gofre de Lieja, cuya masa es más compacta y que tiene una fermentación larga en su proceso. Acabo de publicar la receta del
gofre de Lieja y además lo tenéis grabado también en
vídeo. Los más consumidos en España en ferias y puestos ambulantes son los de Lieja.
Escaparate con Les rêves de Pierre, ¿a que parece un estuche de maquillaje? esto lo vi en la tienda situada en Les Galeries Royales Saint-Hubert en pleno corazón de la capital belga y al lado de Mokafe. El famoso maestro chocolatero Pierre Marcolini tiene aquí una tienda que es una pasada, aunque no apta para todos los bolsillos.
Este es el impresionante escaparate con el que te atrae La Belgique Gourmande, tienda de caramelos, galletas y chocolates situada en las mismas galerías Saint-Hubert e igualmente con precios elevados. Pero... ¿no me digáis que no invitaba a darse un capricho?
Y este otro escaparate de Pierre Marcolini era para babear sin parar, todos esos macarons taaaaaan bonitos.
Aquí más cerca, eran perfectos y los había creo recordar de 17 sabores, toda una locura.
Como os comento arriba este es el pequeño desayuno que se pidió mi marido, por aquello de probar un desayuno belga. ¡Pues oye casi se lo comió todo! ahhh y falta un bol de fruta. Eran nuestras vacaciones y el régimen se fue un poco-mucho al garete, para qué nos vamos a engañar. Hicimos un "kit-kat" hasta la vuelta.
Simplemente delicioso, este gofre era al estilo de Bruselas, crujiente por fuera y húmedo por dentro. La verdad es que los desayunos en Mokafe fueron espectaculares no solo por lo rico que estaba todo sino también por su precio. Pero sólo se vive una vez y esto no me lo iba a perder. Mi hija pequeña, Lucía, se pidió otro pero con chocolate belga, y ya la veis "decorando" su gofre con hilos de chocolate ¿a quién habrá salido?.
Nada más desayunar, que nos llevó nuestro tiempo ja ja, nos pusimos a patear la ciudad, lo primero visitar la Grand Place o Grote Markt en flamenco, es-pec-ta-cu-lar. Es una de las plazas más bonitas del mundo y os podía enseñar decenas de fotos que hice pero os dejo con el gusanillo, así si no la conocéis os entrará más ganas de visitarla.
Estando allí, nos comenzó a llover, cosa muy normal en Bélgica por otro lado, pero según mi marido, que había mirado por Internet el tiempo de los próximos días por allí, no iba a llover. Así que no eché ropa de abrigo ni paraguas. Y como os podéis imaginar tuvimos que salir corriendo hacia unas galerías cercanas a comprarnos anoraks y paragí¼as, que luego utilizamos durante toda la semana, pues casi a diario nos llovió.
Aquí estrenando mi anorak y mi paraguas plegable delante del famoso Manneken-pis, símbolo de la ciudad junto con el Atomium. Al día siguiente lo vistieron con un traje hecho a su medida, estaba muy gracioso. Incluso tiene una página web
manneken-pis.be donde van poniendo los actos y los vestidos que le ponen al pequeño niño meón.
En Bruselas podréis encontrar furgonetas como esta por doquier, puestos ambulantes que te venden un helado o un gofre recién hecho. Esta estaba dentro del parque Monts des Arts, junto a la estatua del rey Alberto primero. Desde este parque se tiene una magnífica panorámica de la ciudad de Bruselas y encontraréis a multitud de turistas haciendo fotos desde allí.
Este edificio me encantó, me recordó mucho a los que hay por Barcelona, hoy se ubica allí una galería de arte. Está unos número más abajo del famoso Old England.
Este es el famoso edificio de Art Noveau Old England construido para dar cabida a unos almacenes, es hoy sede del Museo de Instrumentos Musicales. Su construcción en hierro forjado, vidrio y sus motivos florales en la fachada e interior se merecen como mínimo una foto. Y si sois amantes de la música y los instrumento musicales su visita es casi obligada.
Siguiendo la calle del Old England llegamos a la plaza Real con la iglesia de Santiago enfrente, pero si giramos a la derecha, por la Rue de la Régence, llegamos a esta preciosa iglesia, Nuestra Señora de Sablón. Una de las más bellas iglesias de arte gótico de Bélgica. Ya en mi anterior visita a Bruselas quedé fascinada por su belleza y esta vez quería que mis hijas la conocieran también. Es una iglesia de tamaño pequeño pero sus vidrieras de 15 metros de alto hacen que parezca enorme.
Detalle desde el exterior de la fachada y vidrieras de Nuestra Señora de Sablón.
Y después de tanta caminata nos entró hambre y volvimos por los alrededores de la Grand Place para comer algo. Terminé comido esta "guarrindongada" pero que estaba buenísima. ¿Por qué un durum lleva patatas fritas? pues porque en Bélgica toooodo lleva patatas fritas y ellos están muy orgullosos de sus patatas fritas o frites como allí las llaman. Y la verdad es que están buenísimas.
Aunque parezca pequeño, no lo es para nada y no pude terminar de comérmelo o....
quizás es que estaba pensando en zamparme otro gofre. Aquí los veis con diferentes salsas, frutas, siropes, caramelo, chocolate y también solo con azúcar glas, como el que he hecho en mi receta. Pasar por esta calle es todo un ejercicio de fuerza de voluntad, os lo aseguro. Huele de maravilla y es muy difícil no sucumbir, os lo aseguro.
A la mañana siguiente desayunamos en The Waffle Factory Bruxelles, situado en la calle Lombard esquina con l'Etuve, a escasos metros de la Grand Place. Allí este chico estaba boleando las porciones de masa de gofres de Lieja que como veis tenían textura parecida a la del pan. Sus porciones eran más grandes que las que yo he hecho. Una vez boleada las porciones las guardaba en un refrigerador a la espera de que se fueran haciendo, tiempo que era mínimo ya que salían gofres "a punta pala" de este local.
Lucía se pidió un gofre tipo Bruselas, es decir de los crujientes por fuera y tiernos por dentro. En esta foto se ve muy bien, y no dejó ni "mijita". El día que nos esperaba era largo y había que llenar la panza para aguantar. Aunque más bien le entró sueño con este gran desayuno, ya que en el trayecto hasta Brujas se durmió como un tronco en el coche.
Brujas es una de las ciudades más bonitas que he visitado, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000. Está situada a unos 90 km. de Bruselas y se la conoce como la "Venecia del norte". Diciendo que es preciosa me quedo corta. Aunque en agosto es difícil andar sin tropezar con otro turista, ya que son miles los visitantes que recibe cada día, sobretodo en época estival.
La torre Belford (campanario) en la plaza central de Brujas es así de bonita y como veis miles de turistas por todos lados. Alcanza los 83 metros de altura y en su interior alberga un carrillón con 47 campanas.
Y he aquí lo que me fui encontrando por los escaparates de Brujas. Esta impresionante tarta de queso que me hablaba desde el otro lado del escaparate. ¿No la escucháis vosotros también? A mi me dice algo como ....-llévame contigo, llévame...-
Antes de entrar en la ciudad antigua me encontré con un mercadillo en el que vendían comida preparada tan apetitosa como esta. ¡Yo quiero un puesto así en mi pueblo en el mercadillo de los sábado, por Dios! :-)
En esta tienda en Brujas me llamó la atención estos gofres en palo o waffles on a stick. Se diferencia básicamente porque van pinchados en un palo y bañados en chocolate, al que después le ponen diferentes decoraciones de azúcar al gusto. Una bomba calórica ¡vamos!
Y por fin mis hijas probaron los famosos mejillones al estilo belga. La verdad es que estaban deliciosos, se suelen servir con crema agria, al vino blanco o con cerveza y siempre acompañados de las famosas patatas fritas, encontraréis este plato por todo el país como moules et frites. Eso sí preparad el bolsillo ya que Brujas es una de las ciudades más caras, si no la más cara de todo Bélgica y esta cazuela nos costó 24 €, ahí es nada. El caldo que quedó en el fondo de la cazuela nos gustó tanto que terminamos pidiendo cucharas para no dejar esa ricura. Ya estoy haciendo pruebas en mi cocina para ofreceros esta receta tan típica belga y la cosa pinta bien.
Y como esta entrada ya se está alargando la dejo aquí por el momento, pues ya estoy preparando la segunda parte con muchas más fotos de la gastronomía y paisajes que podréis encontrar en este hermoso país.
Espero que os haya gustado este post y me dejéis vuestros comentarios