Uno de los lugares que no puedo dejar de visitar cuando paseo por la Rambla de Barcelona es el Mercat de la Boquería. Miles de personas de una infinidad de países visitan cada sábado este Mercat situado en pleno centro neurálgico de Barcelona.
Cuando entras por la calle principal del Mercat lo primero que te llama la atención es el colorido de la magnífica fruta que se vende en los diversos puestos. Frutas de todo el mundo tienen su sitio en estos ordenados puestos.
El visitante puede encontrar tanto fruta para llevar como cortada y lista para comer. En verano particularmente toda una tentación.
Cuando llego, lo primero que hago es ir echando un vistazo por si encuentro alguna fruta de la que he visto alguna receta y que no encuentro en el pueblo. Siempre cae alguna. Y mis hijas no dudan en pedirme un vaso lleno de fruta troceada y pelada, aunque haga 30 minutos que han desayunado. El color y el olor de les puede, la verdad es que la presentan muy bien.
También encontramos a la entrada puestos de frutos secos y chocolates artesanos, es entonces cuando mi marido y yo tenemos que tirar de nuestras hijas para que no babeen encima de los chocolates. Las arrastramos hacia adentro con excusas pero no tardan mucho en dar con otro puesto de chuches. Y vuelta a empezar.
Entonces empiezan los puestos de pescados, enormes y frescos peces que me incitan a pararme y preguntar al pescadero a cómo va el kilo. Al final cayó un kilo de atún y unas huevas de merluza.
Mientras compro no puedo perder de vista a las niñas, pues es muy fácil que se pierdan entre tanta gente. A la pequeña le escribimos el número de teléfono en el bracito, por si acaso. Más vale prevenir.
Son casi las 13:00 horas y cuando llegas a la parte de los bares su olor es una invitación para hacer el aperitivo. El Quim de la Boquería es uno de estos bares de los que no puedes pasar de largo sin tomarte una tapita.
Tras el tentempié proseguimos nuestra visita, esta vez hacia la parte de los puestos de carne y casquería. Entonces veo en un puesto de casquería sangre, y me acuerdo de la sangre con tomate que me preparaba mi madre y no puedo evitar comprarla. En el pueblo no la encuentro. Mis hijas, al preguntarme ponen cara de asco, argggg!!!. Yo les digo, que no pongan esa cara, que cuando la prueben entonces opinen, difícil hacer entender esto a un niño de cuatro años.
Me imagino que muchos de vosotros también habéis puesto esa cara. Tenéis que probarlo, está buenísimo. Muchas veces nos privamos de comer cosas diferentes por los prejuicios que tenemos o malos recuerdos de niñez.
Un puesto por el que me gusta pasar es por el de los huevos, me gusta ver las diferentes clases de huevos y sus tamaños. El huevo de aveztruz es increiblemente grande, me pregunto a cuántas personas podrá alimentar. Y otra cosa que me llama la atención, increíble pero cierto, es ver huevos blancos, ya no se ven huevos blancos. ¿Habéis caído en ello?
Terminamos nuestro recorrido cansados pero contentos, y tranquilos pues cuando salimos hacemos el recuento y no hemos perdido a ninguna niña!. Nuestro recorrido continúa por las Ramblas de Barcelona, pero esto es otra historia.
Entrada por La Rambla de Barcelona al Mercat de la Boquería
El Mercat queda a mitad de camino entre el Port de Barcelona y Plaza de Cataluña
Los puestos de fruta en la entrada pintan colorido a la escena
Miles de personas acuden a comprar los fines de semana
Dulces y chocolates atraen a pequeños y mayores
El pescado, qué delicia... No pude contenerme y adquirir un kilo de atún
Cualquier visitante puede salir comido del Mercat
Si pudiera, me traería toneladas de fruta y verduras todas las semanas
El Quim de la Boquería, visita obligada para tapear o comer en el Mercat
Cientos de países están representados en La Boquería
En la casquería, un poco de sangre de ternera y unos sesos
Unas horas en el Mercat de la Boquería y el color del día cambia
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