Manzanas caramelizadas

Uno de los olores y sabores que me transportan a la niñez es el de las manzanas caramelizadas. Esas que ofrecen los feriantes en sus puestos tan rojas y brillantes que se meten por los ojos.

Yo era más de manzanas caramelizadas, trozos de coco y almendras garrapiñadas o crujiente de caramelo con almendras. Las nubes de azúcar me resultaban muy empalagosas. ¡Qué recuerdos!

Recuerdo el crujiente del caramelo al pegarle el primer mordisco a mi manzana y la lucha que tenía por que no se me cayera ningún trozo de caramelo al suelo. Mientras paseábamos por la feria mirando los "cacharritos" en los que nos íbamos a montar mis primas y yo. La sillita voladora, los coches de choque y ya un poco más mayor, el saltamontes, eran mis preferidos.

En mi memoria también guardo los conos de caramelo que mi madre nos hacía en aquellas tardes interminables de invierno en el campo, en las que por frío o lluvia no podíamos salir afuera a jugar.

Usaba un botellín de cerveza vacío para sostener el cono de papel de periódico que impregnaba con aceite antes de rellenarlo de caramelo. Es otra receta fácil que tengo en mi lista de pendientes.

Mirando por don Internet he leído que es muy popular comer este tipo de manzanas en norte América en la noche de Halloween. Por aquello de llevar caramelo y además que este sea rojo como la sangre. Ese color que llegando la fiesta, para nosotros, de todos los santos, para ellos Halloween, invade las páginas principales de casi todos los blog de cocina en la red.

Así que, mirando de hacer un postre sencillo para esta fecha, encontré estas sencillas y riquísima manzanas caramelizadas que además me traían recuerdos de mi niñez. Esta efemérides cada vez se celebra más en España, disfrazándose mayores y pequeños de todo lo que tenga que ver con brujas, muertos y el más allá.

Si en estos días, llaman a mi puerta ofreciéndome un susto o trato, sin lugar a dudas les daré una manzana carameliza, ya que los sustos nunca me gustaron pero las golosinas y los dulces me chiflan.

En el caso de que decidáis hacer estas manzanas con los niños, mejor que ellos claven el palito y nosotros hagamos toda la manipulación con el caramelo. Las quemaduras de caramelo son las peores, tened cuidado.

He probado una receta que circula por la red en la que se emplean además del azúcar, el agua y el zumo de limón, 100 gramos de mantequilla ....y os puedo asegurar, que no vale. El caramelo se adhiere a la manzana, sí, pero con el paso de los minutos se va escurriendo de la manzana hasta terminar en el papel de horno que usé para que se enfriaran. Así que he modificado la cantidad de mantequilla para que quede un caramelo crujiente, como el de las ferias.

Si no encontráis palos de helado, podéis usar palillos chinos o incluso tenedores de postre.

Elaboración:

Lavar las manzanas (yo he usado Royal Gala, pero vale cualquiera) y secarlas. Pincharles el palo en el centro hasta llegar al corazón de la manzana.

Poner en un cazo el azúcar con el agua y el zumo de limón. Mi medio limón tenía unos 40 mililitros de zumo. Llevar a ebullición suave y esperar a que se haga un caramelo, no debe de coger color, debe estar transparente y caer en hilo.

En ese momento, añadirle la mantequilla. Remover con energía para que se integre perfectamente con el caramelo y retirar del fuego. Incorporar, por último, el colorante alimentario y mezclar todo bien.

Inclinando el cazo ir bañando las manzanas en el caramelo, haciéndolas girar. Mucho cuidado, por favor, de no quemaros con el caramelo. Escurrir unos segundos el caramelo sobrante y depositar las manzanas sobre un papel de horno. Después de mi experiencia, os recomiendo hacer cuadrados de 10x10 centímetros, así podréis pasar inmediatamente las manzanas a la nevera para que se enfríe el caramelo rápidamente.

Nota de aprovechamiento:

*Al caramelo sobrante le podéis echar unos cacahuetes tostados troceados y tendréis unas barritas de caramelo con tropezones increíblemente buenas.