Mermelada de kiwi y manzana

Tras mi primera mermelada casera de albaricoque, me picó el gusanillo y ya son varias las mermeladas que he hecho.

Albaricoque, melocotón, fresa y esta de kiwi con manzana, han sido las que ya hemos probado en casa hechas por mi. Ni punto de comparación con las compradas.

Si tenéis árboles frutales o vuestro padre o vuestro suegro os da fruta de temporada en cantidades industriales, esta es la solución perfecta para poder dar salida a tanta fruta.

La fruta para hacer una mermelada es mejor que esté algo verde, ya que tendrá más pectina y la mermelada nos quedará más consistente. Como la fruta con mayor pectina es la manzana, yo le he añadido dos manzanas con sus corazones y todo. Después se los he retirado, junto con el palo de canela.

Como siempre los envases que vayamos a utilizar los deberemos esterilizar en agua hirviendo al menos 10 minutos. La adición de azúcar en las mermeladas se sitúa entre un 40% y un 60%. Y el peso de la fruta será limpio, sin piel ni huesos.

Le he incorporado un poco de ron para darle un toque diferente, y está buenísima. Le he puesto un poco de colorante de uso alimentario verde, con la punta de un palillo de los dientes. Sólo un poco. Pero esto va al gusto del consumidor.

Elaboración:

Pelar los kiwis y las manzanas. Mis manzanas pesaron alrededor de 300 gramos. Además le incorporé los corazones para que gelatinizara mejor la mermelada. Luego se extraen.

Poner en una cazuela los kiwis, unos 700 gramos, junto con las manzanas troceadas, sus corazones, el palo de canela y el ron.

Echarle el azúcar por encima y el zumo del limón y comenzar con la cocción.

Al principio lo tuve a fuego medio y ya acabando la cocción a fuego bajo. Siempre vigilando de que no se quemara. Al llevar tanto azúcar corremos el riesgo de que al final de la cocción por un despiste, se nos queme la mermelada.

Hervir aproximadamente 30 minutos. Retirar corazones y canela. Triturar con la batidora y depositar en los tarros, que previamente tendremos esterilizados. Dejar un centímetro hasta el borde y cerrar los tarros. Poner bocabajo hasta que se enfríen.

El tiempo de consumo aproximado cerrados es de tres meses. 15 días una vez abiertos y guardados en la nevera.