Scones de jamón serrano y queso de cabra

Los scones son unos panecillos rápidos típicos ingleses y que se empezaron a hornear parece ser en Escocia según el diccionario Webster a principios del año 1500, originariamente eran de avena pero hoy día se hacen con harina de trigo. Existen scones triangulares, redondos y cuadrados y se elaboran tanto dulces como salados.

Aunque es un panecillo muy fácil de hacer tiene sus peculiaridades, la masa se debe trabajar con la mantequilla fría y amasarla lo menos posible, de los contrario los scones ya no serán ligeros sino correosos por el exceso de amasado. En cuanto estén mezclados los ingredientes dejaremos de amasar. La harina que utilizaremos será o harina común, como la que uso yo en esta receta o harina leudante, es decir que ya lleva incorporada la levadura. Si se opta por usar harina leudante o también la podéis encontrar como bizcochona la adición de levadura química se reducirá a media cucharadita.

Podéis encontrar recetas en las que se indique que se use harina de fuerza, pero esta harina es más aconsejable para panes de larga fermentación que para estos panecillos que no sufren ningún levado. Se puede usar harina integral, teniendo en cuenta que la elaboración quedará más compacta, por lo que os aconsejo que pongáis harina integral y harina común a partes iguales.

Estos panecillos se hacen a mano, pero se puede utilizar un robot de cocina para hacer la masa, Sin embargo corremos el riesgo de un exceso de amasado, si pese a todo optáis por usar una máquina lo mejor será que la pongáis a velocidad mínima y pararla en cuanto los ingredientes estén a penas mezclados.

Para que los scones queden más ligeros se suele usar agua y leche a partes iguales, aunque en la elaboración de los scones dulces se usa leche, buttermilk o yogurt, para que queden más jugosos.

Una vez tenemos la masa hecha se pone un puñado de harina sobre la mesa de trabajo, se trabaja con el rodillo hasta que tenga un grosor de unos 2 centímetros y se cortan las porciones con un cortapastas circular de unos 5 centímetros de diámetro y se pincelan con leche o mantequilla antes de entrar al horno. Con la mantequilla quedan menos brillantes.

Por último, para una buena hornada de scones es importante la temperatura del horno, que deberá ser alta entre 200º y 220º C.

Como podéis comprobar en las fotos de los ingredientes se me olvidó poner el ingrediente principal (vaya cabeza la mía), la harina y también el agua. Cuando los vuelva ha hacer pondré la foto con todos los ingredientes, prometido ;-)

Elaboración:

En una sartén con una cucharada de aceite de oliva virgen extra, sofreir la cebolla cortada bien pequeña. Cuando comience a ponerse transparente retirar.

Tamizar la harina con la levadura y la sal. Incorporar la mantequilla en dados bien fría y trabajarla junto con la harina hasta formar una especie de migas de pan. Trabajar rápido ya que no nos interesa que se caliente la mantequilla.

Incorporar la cebolla pochada, que deberá estar ya fría y sin el exceso de aceite, el jamón serrano cortado en trocitos y el queso de cabra cortado en cubos pequeños.

A continuación echar los ingredientes líquidos y amasar todo brevemente. Ayudándonos de un poco de harina sobre la mesa de trabajo estiraremos la masa y cortaremos círculos de unos cinco centímetros de diámetro o si tenéis moldes pequeños según el tamaño del molde. En mi caso me tuve que ayudar de las manos mojadas en agua para poner la masa dentro de mis minimoldes.

Pintar con leche y hornear (con el horno ya caliente) entre 200º y 220º C unos 10-12 minutos.

Los scones deberán quedar dorados y crujientes por fuera y jugosos y tiernos por dentro. Como he hecho mi versión a la española, con jamón y queso, lo que más me gustaba para untarle era crema de queso, tipo Philadelphia, pero mantequilla tamién le irá muy bien.

Los scones como he dicho antes, se toman templados y son una delicia para el desayuno o la merienda.